
Pret-a-Porter
Season 4 Episode 8 | 1h 6m 52sVideo has Closed Captions
Ana’s fashion line earns praise. Marco claims credit. Mateo pursues a discovery.
Ana’s fashion line earns praise but Marco, with Cristina’s help, attempts to claim credit for himself. After bidding a passionate goodbye to Clara, Mateo pursues a discovery all the way to New York. Meanwhile, Patricia grieves Valentin.
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Pret-a-Porter
Season 4 Episode 8 | 1h 6m 52sVideo has Closed Captions
Ana’s fashion line earns praise but Marco, with Cristina’s help, attempts to claim credit for himself. After bidding a passionate goodbye to Clara, Mateo pursues a discovery all the way to New York. Meanwhile, Patricia grieves Valentin.
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Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
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Learn Moreabout PBS online sponsorshipESTE PROGRAMA CONTIENE ESCENAS PARA ADULTOS SE RECOMIENDA LA DISCRECIÓN DEL TELEVIDENTE -Se está despertando.
-Rita, ¿cómo te encuentras?
-Los primeros resultados parecen indicar que todo está bajo control, no podemos bajar la guardia todavía.
-Esta tarde es la semifinal de la Senior, y si ganamos, el equipo llega por primera vez a la final.
-Enhorabuena, Jonás.
-¡Gol!
-Clara, ¿y si te encargas tú de coordinar la sesión de fotos?
-¿Yo?
-Podréis hablar y ver si hay algo que recuperar o no.
-He tenido que venir a la hora de la comida para que Marco no sepa que estoy trabajando para el otro local.
-No creo que tengas problema con Marco, ¿tienes enchufe con él, no?
-Últimamente me da un poco de calambre, -Ana, ¿sigues queriendo casarte conmigo?
Eso es que sí.
-la verdad es que ahora mismo no tengo tiempo ni de preparar mi propio... -Ah, no.
Si es un tema de organización, me ocupo yo.
-¿Te ha dicho que sí?
-El único problema es que Ana está muy ocupada y voy a tener que encargarme yo de todo.
-Ay, por favor, déjame que te ayude.
-De acuerdo, pero Ana no debe enterarse, he retomado los planes de boda.
-Anda.
-¿Y estás contenta?
-Alberto necesita un padre, y creo que es hora de dar un paso adelante.
-Me temo, Marco, que si quieres que te ayude, vas a tener que contarme lo que pasa.
-Si no se publica nuestro reportaje, el espacio se lo llevará la línea prêt-à-porter de Ana, y no quiero hacer a la bestia más grande ya.
-Sé perfectamente que estás detrás del reportaje de Mandalay, si pretendes que con ese dinero no se haga el reportaje de Ana, es que no me conoces bien.
-¿Y si me negara?
-¿Si te negaras a qué?
-A publicar el reportaje, al fin y al cabo, soy el director de contenidos de esta revista.
-Sabes lo poco que desearía que eso pasara.
Pero si así fuera, mucho me temo que estarías fuera de la revista.
-Julián, seguimos con el reportaje de Ana Rivera adelante.
-Don Mateo, esto acaba de llegar, es para usted.
-"Querido Mateo, por fin sé algo de ti, aunque sea por la prensa, un fuerte abrazo de tu hermano y amigo Alberto Márquez".
-Patricia.
-Es Valentín, se ha disparado.
-Su marido ha entrado en coma.
No podemos saber el alcance de las lesiones.
Provocadas por el disparo hasta que despierte.
-Yo le disparé.
-Me has convertido en una desgraciada.
-No voy a permitir que sigas sufriendo.
[♪ Alba Llibre, Lucio Godoy: "Falling In Love”] [♪ música suave] -Don Mateo.
-Por fin, ¿quieres tomar algo?
-No, no, no, no, gracias, además, si don Manuel se entera de que estoy haciendo lo que estoy haciendo me pone en la calle como lo puso a usted.
-Julián, tú sabes que con el reportaje de Ana Rivera vendimos el doble, ¿verdad?
-Sí, sí, don Mateo.
-Entonces estarás de acuerdo conmigo que mi despido fue totalmente injusto.
-Sí, don Mateo, pero ya sabe, el jefe es el jefe.
-Bien, bien, bien, lo pasado, pasado está.
¿Qué me traes?
-En todos estos artículos se habla de un atelier llamado Silk que está considerado uno de los más importantes en Manhattan.
-¿Pero has encontrado algún nombre?
-No, ninguno, salvo en este.
En esta columna hay una pequeña reseña que habla del cerebro detrás de Silk.
Se habla de un empresario español de nombre Alberto Márquez.
Espero haberle ayudado en algo.
-Gracias, Julián, gracias, muchas gracias.
-Don Mateo, quería decirle que estoy convencido de que pronto encontrará un trabajo acorde a su valía.
-Sí, sí, sí, gracias, Julián.
-Adiós, don Mateo.
-La cuenta, por favor.
-¿Cómo estás?
-Del despido, tirando.
De lo otro.
-¿Qué es esto?
-Un periódico internacional.
Sí, viene a decir algo así como que hay un tal Alberto Márquez tiene un atelier en Nueva York, me voy.
-¿Pero tú estás loco, sabes cuánto es Alberto Márquez puede haber en Nueva York?
-No tengo ni idea, pero voy a comprobar si alguno de ellos es mi mejor amigo.
-Alberto está muerto, acéptalo.
-¿Estás segura de eso?
Porque yo ahora mismo no lo estoy.
Perdóname.
Ahora voy a coger el primer avión a Nueva York y encontrar ese Alberto Márquez, averiguar si es quien creo que es, y enterarme de lo que ha pasado durante todos estos años.
-¿Quieres que te ayude a buscar el billete?
-Gracias.
Volveré cuando tenga todo organizado para despedirme.
[♪ música romántica] -Buenas, ¿agencia de viajes Pereira?
Eh, sí, mira, necesitaba un pasaje para un vuelo a Nueva York.
[♪ música movida] -La gama de cosméticos Mandalay es ahora uno de nuestros productos estrella, así que debe de tener... ...una gran presencia.
Dígale a Pedro que lo quiero en todos los escaparates junto al nuevo perfume Velvet.
-Sí, señor.
-No pensaba verte hoy aquí.
-Bueno, si quieres me voy.
-Shh.
Yo no he dicho eso.
¿No es hoy la lectura del testamento de Valentín?
-Sí, pero necesito algo antes.
-A lo mejor yo puedo ayudarte con eso.
-Me temo que no, son unos papeles.
-Estaba pensando que vas a ser una gran heredera y que con la obscena cantidad de dinero que vas a tener lo mínimo que podrías hacer es invitarme a cenar.
-¿A qué hora?
-A las 21:00, sé puntual.
-¿Calmo?
¿Cómo puedo estar calmo?
Ella recibe el premio de la moda más importante en Italia y yo ni estoy en la lista de invitados, ¡es absurdo!
¿Qué?
Que el premio es mío, Ana es nuestra empleada, sin Velvet Ana Rivera no es nada.
¡Nada!
-¿Un mal día?
-Ya tengo bastante, Enrique.
-Aparte de esto, ¿me he perdido algo?
Le han dado el Calíope.
-El premio de moda más importante de Italia.
[silbido] -Por su innovación, talento, bla, bla, bla, en mi propia casa.
-Querido Marco, entiendo que estés disgustado, pero la verdad es que hay que reconocer que la colección de prêt-à-porter ha sido todo un éxito, ¿quieres una?
Y un éxito de Ana, es dinero, dinero para nosotros, y yo no sé en tu país, pero en este, el dinero, venga de donde venga, siempre es de agradecer.
-¿Sabes qué?
Creo que ha llegado el momento de que España sepa de quién es el verdadero talento de esta empresa.
[♪ música movida] Hola, Cristina.
¿Te casas?
-¿Lo de esperar a que te inviten a pasar es una moda únicamente española, Marco?
-Tienes razón, perdóname.
Necesito tu ayuda.
-Uy, estoy ocupadísima, ¿no lo ves?
-Por favor.
-¿Qué quieres?
-Mira, quiero organizar un desfile de la línea de prêt-à-porter en las Galerías y que tú hagas la convocatoria de prensa.
-Aprovechando que Ana está fuera, eres peor que yo, Marco.
-La línea de prêt-à-porter no es de Ana, es de Velvet, ya va siendo hora de que la gente lo tenga claro.
-El premio de Ana en tu país ha dolido mucho, ¿eh?
-¿Me vas a ayudar o no?
-Está bien, te ayudaré, pero quiero ser yo la que se encargue de elegir los modelos.
-Cristina, yo sé más que tú de moda.
-Y yo de mujeres.
¿Trato hecho?
-Trato hecho.
-Suba estas cajas a las Galerías, las desembala y el contenido lo pone en la sección dedicada a Mandalay, ¿de acuerdo?
-Sí, don Emilio.
-¿De acuerdo, verdad?
Y, por favor, hágalo con un poquito de criterio, un poquito de buen gusto, no cuesta demasiado, ¿a que no, eh?
Gracias, muchas gracias.
-¿Cómo se encuentra el tío de la mujer más premiada?
-Petra.
-No me gustaría nada tenerte como jefe, qué exigente.
-Me gusta hacer las cosas bien, eso es todo.
-Sí, don Emilio.
Ya sé que Ana está en Italia recibiendo el premio más importante, enhorabuena.
-Y que no es el primero que le dan.
-Que se te cae la baba.
-Sí, la verdad es que siento los triunfos de mi sobrina como si fueran míos.
-No es para menos, Ana va a llegar muy alto, puede terminar desbancando al mismísimo Dior.
-Quién sabe.
Te invito a un café, tiene que ser aquí dentro.
-Muy bien.
-Vale, y a todo esto, los preparativos, ¿cómo van?
-Pues todo preparado, billetes, maletas, me marcho mañana.
-¿Tan pronto?
-Sí, no puedo demorarlo más, llevan diez días esperándoos.
-Puedo ofrecerte café o té.
-Té.
Pero en esto yo soy muy especial, me gusta el té con leche, pero con la leche aparte y con unas gotitas de limón, ¿dónde está?
Aquí está el limón.
-Toda la vida en las Galerías.
-No me gusta que me sirvan, prefiero hacerlo yo, tantos años sola me han convertido en una maniática.
-Maniática o no, te voy a echar de menos, Petra.
-Y yo también a ti, amigo.
-Ah, ya me parecía a mí que estaba escuchando una voz muy familiar, me alegro de verla por aquí, doña Petra.
-Por poco tiempo, me marcho mañana.
-¿Tan pronto?
-Eso lo he dicho yo.
-Bueno, no hablemos más de eso, ¿quieres tomar con nosotros una taza de, de lo que sea?
-Con mucho gusto.
-Gracias, buenos días, Ernesto.
-Buenos días, Patricia.
Siéntate.
Sentí mucho no haber podido acudir al funeral, Valentín era como un hijo para mí, su padre y yo éramos amigos desde los tiempos de la universidad.
-Lo sé.
No sabes lo duro que se me hace venir aquí a hablar de dinero.
Era Valentín el que solía encargarse de estos asuntos.
-Claro.
Bien.
Bueno, en cuanto llegue la otra parte, empezamos.
[golpes en la puerta] Adelante.
-Buenos días.
-Hola, Camilo.
-¿Y doña Carmen?
¿Le ha pasado algo?
-Soy Camilo Valdés.
Doña Carmen goza de una salud estupenda, aunque está muy afectada por la extraña y repentina muerte de su hijo y me ha pedido que la represente.
-¿Por qué?
¿Ocurre algo?
-Lo cierto es que sí.
-Esto es una locura, ¿está usted insinuando que mi matrimonio no fue válido?
Llevo más de cinco años casada, usted vino a la boda, ¿está senil?
-Patricia, hay una explicación.
-Claro que la hay, que mi suegra quiere quedarse con lo que es mío.
-Me resulta un tanto violento decirle esto, pero doña Carmen asegura que usted ha tenido relaciones extramatrimoniales.
-¿Qué?
-Según el artículo 449 del Código Penal, eso significa adulterio, y se paga con una pena de prisión menor, por no hablar de que no tendría ningún derecho a la herencia de don Valentín Alcocer, ¿me equivoco?
-De ser cierto, es así, el matrimonio sería considerado nulo.
Es verdad que el marido podría remitir la pena impuesta, pero Valentina ha muerto.
-Y estamos en un país católico, señora.
-Usted lo sabía.
Sabía que no veníamos a la lectura del testamento.
-Patricia, por favor.
-¿Y se puede saber con quién he engañado a mi marido?
Esto es una locura, no tenéis ni una sola prueba.
-A ver lo que dictamina el juez.
-A ver lo que dictamina cuando sepa que estoy embarazada.
-¿Embarazada?
-Dígale a doña Carmen que va a ser abuela y su nieto heredero universal de la fortuna de mi marido, y yo su administradora hasta que cumpla los 21, ¿me equivoco?
Así que o me dais lo que es mío, voy a armar tal escándalo en la prensa que los Alcocer tendrán que salir de España, tienen 24 horas para resolverlo.
[♪ música movida] -Miriam, tú le dices con una sonrisa de oreja a oreja, que es que aquí no es Velvet Colección, que si quieren eso se tiene que ir a la otra tienda, que si quieren prêt-à-porter, madre del amor hermoso, tú le dices que aquí no es, no, aquí, aquí no es, no es tan difícil.
-Pero es que llevamos todo el día así, Pedro.
-La nueva línea que ha sido todo un éxito, uy, Hablando de éxitos.
-Perdone.
-Sí.
-¿Dónde está la sección de la nueva línea de Ana Rivera?
-No, aquí no es, se tiene que ir a la otra tienda, es Velvet Colección, está en la calle Bolsa N° 2.
-Bah, ¿aquí no tienen nada?
-No, no, aquí hay otras cosas, pero no han venido.
-Gracias.
-De nada.
-Te has quedado como un pasmarote.
-Y bueno, pero son muy cortitas las faldas de hoy en día.
Por favor, ¿tú te has fijado de verdad en la nueva clientela?
Es que yo soy tú, de verdad, yo pido el traslado, primo, que todas estas jovenzuelas están preguntando por la nueva línea de Ana Rivera, yo estoy mandando al otro sitio, aquí, aquí no hay nada que rascar, primo.
-Que sí, que yo te entiendo, pero que no tengo tiempo ahora.
-¡Uy, uy!
Tú te has tomado algo... -¿Me ayudas con unos paquetes, por favor?
-Te ayudo, ¿pero seguro que estás bien?
-Sí.
-De verdad que es que... -Tienes que buscar la que ponga el cuño Herrero.
-Guerrero.
-Herrero, con hache, es un proveedor de botones que tendría que haber llegado porque si no, ¿cómo coso yo una camisa sin botones?
-Fíjate tú, yo aquí buscando botones Y Ana y Rita en Italia.
-¿Qué tal les va?
¿Tú les has llamado?
-Pues imagino, se lo, se lo estarán pasando bien, porque no me han llamado.
-Hombre, se lo merece, ¿no?
-Se lo merece más que nadie.
-Aquí, aquí está.
Ahí.
-Perdone.
Busco a Jonás Infantes.
-Yo mismo.
-Traigo una carta para usted de París.
[♪ Jerry Marcum y Wayne Perry: "Don't blame it on me"] -Disculpe, es que no, es que no... ¿Primo?
Primo, por favor, espabila.
-Ahora sí que sí.
-¿Vas a abrir la carta ya o...?
-Sí, lo que pasa es que si la abro, tendré que leerla.
-¿Y?
-Pues que a lo mejor leo algo que no me gusta.
-Oye, ¡no!
¡Primo!
¡Primo!
¡Primo, primo, que no, venga!
[discusiones inaudibles] -A ver.
[inaudible] -¿Dónde dice eso?
¡Sí, sí, sí, sí, sí, sí!
¡Señor De la Riva!
¡Lo he conseguido!
¡Lo hemos conseguido!
-Lo que ha conseguido es que me pinche un dedo, ¿se puede saber qué pasa con tanto jaleo?
-Que me ha llegado carta de París, que han aceptado mi solicitud.
-¡Sí, sí!
¡Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido, lo hemos conseguido!
Muy bien, muy bien, hay que saber quién va a estar en el jurado.
-¿Para qué necesita saber eso?
-Bueno, pues porque no todo el mundo nos juzga igual.
Hay que saber sus gustos, sus preferencias, pero déjelo en mis manos, usted no se preocupe, yo voy a organizar un viaje a París hoy mismo.
-Sí, hoy, ¿y que se va en metro?
-Oiga, de mí hábleles bien, no me vayan a coger manía.
-Que no voy a hablar de usted, por Dios.
Traiga.
Muy bien, déjelo en mis manos.
-Primo, ¿adónde vas?
-Tenemos el teatro y la actriz principal, y lo más importante, ya tengo el pálpito.
-¿El pálpito?
-Sí, eso es fundamental en el teatro, la noche antes del estreno hay que tener la corazonada, yo le llamo el pálpito, es la señal de que la obra va a gustar y de que vas a tener un éxito.
-¿Y, y funciona?
Cuando tienes esa corazonada, luego triunfas.
-No.
Nunca se sabe, puede pasar cualquier cosa, pero a mí el pálpito me da seguridad y eso me vale.
-Eso es lo más importante.
Ay, me fascina escucharle contar esas historias, qué lástima que se marche tan pronto.
-Me voy contenta, dejo a Emilio en buena compañía.
-La verdad es que llevamos trabajando juntos, uff, si me paro a echar cuentas, creo que don Emilio es el hombre con el que he pasado más horas en toda mi vida.
-¿Ah, sí?
Pues eso debería haceros pensar.
[carraspea] -¿Un poquito más de té, petra, quieres un poquito más de té?
-No.
Tengo todavía cosas que hacer, el banco, en fin, esas cosas.
-Pero volveremos a verla antes de que se marche, ¿verdad?
-No creo, mi avión sale mañana muy temprano.
-Bueno, pues en ese caso, le deseo lo mejor.
-Ha sido un placer conocerte, Blanca.
-Lo mismo le digo, ya sabe dónde encontrarnos.
-Si hay algo que odio, es una despedida, las odio, las odio, las odio.
Promete que me escribirás.
-Te lo prometo, si me dices dónde.
-Tienes razón, te escribiré yo primero y te mandaré la dirección.
-Pero que esta vez no tenga que pasar 30 años, ¿no?
-Déjate de niñerías y cuida a esa mujer.
-Petra.
Adiós.
-Hasta siempre.
-Suerte.
[♪ música emotiva] Pe-Pedro, ¿a qué se debe esto?
-Que el señor Cafiero nos ha convocado para una reunión.
-No sabía nada, ¿y doña Blanca?
-No sé nada.
-¿Ya están todos?
Veo que sí.
Les he mandado llamar a todos porque les necesito para organizar un evento, será mañana mismo, y confío en el esfuerzo y trabajo de todos ustedes.
-Perdone, pero ¿qué clase de evento?
-Nuestras clientas nos preguntan por la próxima colección de prêt-à-porter, por eso voy a organizar un desfile y a partir de mañana ofreceremos una pequeña parte de la colección en Velvet.
-Pero Ana aún no ha vuelto de su viaje.
-¿Y eso qué importa?
A nuestras clientas no les gusta esperar y la oportunidad no puede esperar.
Cristina Otegui se ocupará de la selección de diseños que se verán en el desfile, informe a doña Blanca que debe irse al otro local para ayudarla.
Pedro, espero que esta vez esté a la altura.
-Sí, lo haré, señor Cafiero.
-Se ocupará de liberar la zona en la que exhibiremos el nuevo material.
Pónganse todos a trabajar ahora mismo.
-Señor Cafiero, ¿tiene un minuto?
-Hasta llegar al ascensor.
-Disculpe, pero no me parece oportuno organizar un desfile sin la presencia de Ana.
-Ya le he dicho que su presencia no va a condicionar el ritmo y las oportunidades de este negocio.
-Ana es la creadora de esa colección.
-Tengo prisa.
-Señor Cafiero, no voy a consentir que en ausencia de mi sobrina usted se atribuya un mérito que no le corresponde.
-¿Cómo se atreve a faltarme al respeto?
-Es usted el que me está faltando al respeto, a mí y a mi sobrina.
-Me temo que si no colabora tendré que tomar medidas drásticas contra usted.
-Haga lo que quiera, pero no pienso colaborar en la organización de ese desfile.
-Nadie es imprescindible en estas Galerías.
-Efectivamente, nadie, ni siquiera usted, voy a informar a mi sobrina de lo que está sucediendo.
-Haga su trabajo, obedezca.
[♪ música de tensión] -Don Emilio, la señora Otegui me acaba de informar de que van a celebrar un desfile.
-Es indignante, y Ana en Italia, sin enterarse de nada.
-Me han pedido que vaya a Velvet Colección para mostrarle a doña Cristina los modelos.
-Pues haga lo que le dicen, doña Blanca, yo ya veré lo que hago.
-Ah, no, de ninguna manera, si usted no colabora con esta locura, yo tampoco.
-Yo voy a procurar detenerlo todo, doña Blanca, pero si no lo consigo, quiero que al menos los modelos que se exhiban sean buenos.
-No me está quedando muy claro, entonces, ¿quiere que lo presente o no?
-Vaya al local de Ana y muéstrele a Cristina los mejores modelos, yo haré que, de una manera u otra la figura de Ana esté presente en ese desfile, si es que se celebra.
-¿Está seguro?
-Sí.
-Muy bien, entonces voy para allá, sabe que cuenta con todo mi apoyo, ¿verdad?
-Gracias, doña Blanca.
-Suerte y llámeme si necesita cualquier cosa.
-Gracias.
[portazo] -¿No ha ido bien el notario?
-La zorra de Carmen pretende acusarme de adulterio, ¿sabes lo que significa eso?
-Que no es tan tonta como pensabas.
-Que si lo demuestra, me quedo sin la herencia.
-¿Y de dónde habrá sacado semejante idea doña Carmen?
-No estoy para bromas, Enrique.
-¿Sabe que soy yo?
Bueno, pues entonces es su palabra contra la tuya.
-Sí, pero ella es una pobre madre viuda que acaba de perder a su hijito, seguro que busca un juez amigo.
-De acuerdo, el problema es serio, entonces.
¿Qué vas a hacer?
-Pues he hecho lo único que podía hacer, decir que estaba esperando un hijo de Valentín.
-¿De verdad les has dicho eso?
-Y también les he dicho que tienen 24 horas para resolverlo o armaré un escándalo en la prensa.
-No eres capaz.
-Poco me conoces, si crees que no soy capaz.
-Y por el dinero deja de preocuparte, yo no he tenido problemas con la herencia, así que tengo más que de sobra para ti y para mi hijo.
-Ya, ¿pero sabes qué pasa, Enrique?
Que ni mi hijo ni yo vamos a depender nunca económicamente de ti.
[timbre de teléfono] [habla en francés] -Bueno, pues ya está.
-Yo es que como no sé francés, pues no entiendo nada.
-Pues ya tengo el billete de avión que he estado charlando con mi amigo Gervais que trabaja en la escuela de París y va a informarme de todo, confidencialmente, claro.
-Y mientras usted viaja, ¿yo qué hago?
-Pues relajarse un poco, Jonás, relájese, relájese, así, tranquilo, tranquilo, respire, siéntese, siéntese, por favor, venga, ya está.
-¿Usted no se pone nervioso cuando empezó?
-¿Yo?
Pues claro, Claro, Jonás, los comienzos siempre son duros.
Yo dibujaba a escondidas en casa de mis padres, me escondía en mi habitación y dibujaba, le robaba las revistas a mi madre y hacía recortes con las caras de las actrices famosas y las mezclaba, las juntaba con mis dibujos.
Un día me enteré que el gran maestro Cristóbal Balenciaga estaba en la ciudad, en una de sus tiendas y dije: "¿Por qué no?".
Cogí mi carpeta y me aventuré, me fui en busca de él, me presenté a él cara a cara, abrió mi carpeta, vio mis dibujos, me miró a los ojos y me dijo con esa voz profunda que le caracteriza... -Usted perdone, señor De la Riva, ¿usted qué edad tiene?
Porque que yo sepa el señor Balenciaga se marchó de España cuando estalló la guerra.
¿No se estará sacando esta historia de la manga?
-Pues sí.
Pero ¿para qué le voy a contar mis penas?
Bueno, usted relájese y no, no cosa.
Idee.
Dibuje.
Pero no cosa, ¿de acuerdo?
-Sí, señor De la Riva.
-Y disfrute, Jonás, disfrute de lo que le está pasando.
-Humberto, ¿qué haces aquí?
-¡Shh, shh!
Necesito hablar contigo, pero en un sitio más discreto.
-Bueno, vale.
Vamos, acompáñame.
Pero ¿vienes o qué?
Películas, que eres un películas.
-¿Seguro que este es un lugar discreto?
-Seguro, pero ¿qué pasa?
Humberto, por el amor de Dios, ¿qué pasa?
Me tengo que ir de viaje en unos minutos, ¿quieres que te eche un cable con algo?
-Creo que me gustan los hombres.
¿Qué pasa?
¿Te hace gracia?
España entera pensando que soy un galán y de repente el conquistador... -Tiene pluma.
Perdón.
Humberto, yo sé lo que es tener miedo, sé lo que es estar aterrorizado por lo que los demás piensen, sé lo que es intentar ser alguien que no eres, pero no dejes que nadie coarte tus sentimientos.
Porque todos tenemos derecho a amar.
-Es que no sé si es real.
-¿Desde hace cuánto te gustan los hombres?
No sé qué es... ¿Qué es lo que ha despertado esta intuición?
-Tu beso en el partido.
-Yo solo estaba celebrando un gol.
-Me tengo que ir.
-Mañana viajo a Perú, a una película nueva y... -¿A Perú, tan lejos?
Humberto, yo voy a estar aquí por si a tu vuelta quieres hablar conmigo o... -Sí, a la vuelta... -Lo que necesites.
-A la vuelta, hablamos.
-Sí, cuando quieras, podemos hablar después... -Vale, gracias, Raúl, eh, adiós.
-Adiós, Humberto, eh... -Manuel, una copita de anís y un agua sin gas, estaré ahí con el señor.
Perdón por el retraso, Carlos, estos días están siendo de locos, vengo seca.
No te preocupes, será poco tiempo, lo primero, la gran noticia, he conseguido cerrar la reserva en el Hotel Ritz para el banquete de boda.
Y he seleccionado dos menús, aunque, sin duda, este es mi favorito, tiene entrantes variados, cóctel de gambas, consomé, lenguado menier, medallones de solomillo y tarta nupcial, es completo y nada ostentoso.
-No sé qué decirte, Cristina, lo dejo en tus manos.
-Deberías ir a probarlo.
Carlos, la comida es algo muy personal.
-Sí, lo sé, pero mañana vuelo a Londres.
-Estamos a menos de una semana de tu boda.
-Sí, por eso acepté tu ayuda, mañana me tengo que ir a Londres.
-Pues si quieres que avancemos, vas a tener que darme alguna pista sobre la decoración de la iglesia.
-Llénala de flores.
-Extraordinario.
¿Maquillaje y peluquería para Ana el día de la boda?
-Lo que sea habitual para una novia.
-Estupendo.
¿Has visto?
En cinco minutos hemos resuelto muchas cosas.
-Oye, Cristina, si esto es demasiado trabajo.
-No.
Para nada, yo estoy encantada.
A mí esta boda me hace mucha ilusión, no es una boda cualquiera, Carlos.
Por un futuro prometedor.
-Clara, ¿ha llamado a Ana o ha dejado algún recado?
-Eh, no, no ha llamado, ¿por qué?
¿Ha pasado algo?
-No, a ella no, pero hay algo que sí puede pasar, y tengo que localizarla y advertirle de que hay que evitarlo a toda costa.
-Pues, yo tengo aquí su agenda de eventos, vamos a ver.
Pues no va a ser posible.
Eh, ahora mismo está en la conferencia de la Embajada de España y se tiene que ir de ahí corriendo a la rueda de prensa, no vamos a poder hablar con ella, ¿pero es muy urgente?
-Sí.
- Pero bueno, ella vuelve a pasado mañana.
-No, es urgente, sí, me temo que el señor Cafiero planea organizar un desfile para la presentación de la línea de prêt-à-porter mañana mismo sin contar con ella.
-Pero no puedo hacer eso, no puedo ser tan miserable, habrá algo que podamos hacer para detener el desfile.
-Me temo que no, pero tendremos que conseguir algo, un modo para hacer saber a todo el mundo que Ana es la única autora y responsable de esa colección.
-Pues cuente conmigo para lo que sea.
-Se me ocurre algo, Clara, verá, tengo una idea.
[♪ música movida] [♪ Frederic Vitani: "In the summer"] -Gracias de verdad por su ayuda, gracias a los dos, muchísimas gracias.
-Ahora ya solo tendremos que cruzar los dedos y que todo salga bien.
-Ajá.
-La que se va a liar, ¿eh?
-No se olvide darnos una foto.
-No, no la elijo y se la mando enseguida, sí, sí, claro... -Bueno, pues no se hable más, a descansar, que mañana tenemos que estar frescos.
-Buenas noches, señor Infantes.
-Buenas noches, don Emilio.
-Buenas noches.
-Descansen.
-Buenas noches.
-Clara, buenas noches.
-Hasta mañana.
[silbido] -Madre mía.
-Primo, pruébatelo, te va a quedar muy bien, te pega, te pega con los ojos.
-¡Cállate!
Que son los vestidos para el desfile.
-¿Lo ha elegido la arpía de doña Cristina?
-bueno, me ha pedido que esté listo para mañana, ¿tú has visto esto, primo?
-¿Qué?
-Mira, acércate, ven, mira.
-¿Tiene una mancha o algo?
-¡Qué mancha, qué mancha!
Las costuras.
-¿Qué costura, primo?
-Pues eso es, nada de nada.
No se ven, es que Ana tiene una mirada única.
-De verdad, yo a veces pienso que tú no eres de Porrillos.
-Claro que no, ahora soy de París.
-Pero todavía te queda un montón para eso, ¿seguro que te vas a ir?
-Pero, pues claro, es el sueño de cualquier diseñador.
-Nada, pero aun, yo te, esta noche es noche de chicos, -no, no, ni de co... -¿Cómo que no?
-...todo lo que tengo que organizar, no.
-Mira, tú y yo, mañana por la mañana lo organizamos y lo hacemos en un santiamén, porque esta noche que estoy de Rodríguez, primo, por favor, -¿Y los niños?
-Que los niños yo los duermo, no te preocupes.
-Que no, que no, que no, lo siento, que no puedo.
-¿Me vas a dejar tirado?
¿Me vas a dejar tirado?
Déjame tirado.
-Oye, venga, venga, va, va, vale, pero mañana aquí, como un clavo a primera.
-Palabrita del Niño Jesús, vámonos, por favor.
-Vale, vale.
-Muy guapo vienes tú para recoger un billete de avión.
-Muy guapa vienes tú para traerlo.
-Aquí va el billete, la gestión de tu visado y alguna recomendación de restaurantes por si no encuentras nada, que te puedas tomar un buen wiski.
-Gracias, Clara.
-Mañana sales a primera hora, así que no te duermas.
-Tengo todo en el maletero, solo tengo que ir al aeropuerto.
-Bueno.
Pues entonces ya está todo.
Que tengas un buen viaje.
-Clara.
-¿Sí?
-Que digo yo... ¿Te apetece dar una vuelta?
-Si insistes.
[motor andando] No sé yo si ha sido muy buena idea venir aquí.
-No creo que haya un sitio mejor para poder despedirnos.
-¡Bueno!
Ya veo que el plan ha sido totalmente improvisado.
-¿Qué esperabas?
Las buenas costumbres no hay que perderlas.
[♪ música romántica] Gracias.
-¿Por?
-¿Por?
No sé, tú has traído el champán.
-Por ti y por mí.
-Por ti y por mí.
[♪ música romántica] -Yo hace mucho tiempo que tenía ganas de hacer esto.
-¿Qué?
¿Un estriptis?
Fue muy divertido, me lo pasé muy bien.
-Sí, sí, sí.
Lo importante de este sitio no fue mi desnudo, fue el tuyo.
[♪ Stephane Huguenin: "Stay by my side"] -Clara, yo... -No lo estropees.
[♪ Stephane Huguenin: "Stay by my side"] -¡Shh!
Calla que están los niños dormidos.
-No he dicho nada.
-Bueno, vino, aguardiente y chorizo.
-¿A dónde vas con todo eso?
-hombre, es noche de chicos, ¿qué quieres que te saque, al parchís?
-Ese es el aguardiente que hace la Amaro en el cobertizo.
-¿Te acuerdas la borrachera que te pillaste con esto?
Venga, pues un trago, vamos.
-No, no, no, no, no, no, no...!
-Bueno, ¡eh, eh, eh!
¿Que me vas a negar un trago a esto?
Venga, ¡sal de mi casa!
Sal de mi casa, que no eres mi primo.
-Una y cortita.
-De acuerdo, una y cortita.
-¡Eso!
No hay nada mejor como tener un hermano, primo, y le vamos a felicitar tú y yo a la Amaro por esta maravilla de la naturaleza que no paro todo el día de pensar, todo el día pensando... -¿Qué piensa?
¿Qué piensa?
-...pensando.
París.
¿Qué hace un paleto como yo en París?
¿En París?
Yo no soy ni Ana ni Raúl de la Riva, claro, tampoco... -¡Shh!
Que tú, que tú te lo mereces, [inaudible] -Pero yo veo tus diseños, primo, y yo digo: "Eso es la vida, no lo vas a ver".
-Eh, tú, yo confío en ti.
Sí.
Sabes que a ti te voy a echar de menos.
Oye.
-¡Eh, eh, eh!
-Que la oreja... -Le estás hablando al oído.
Vamos.
Me voy a dormir, qué sueño.
Levántate, vamos a dormir ya.
-Sí, sí, sí.
Ah, mira, buenas noches.
-Primo, ¿vamos a dormir tú y yo juntos?
-No, no, no, que a ti se te va la mano rápido.
-Cállate, me voy al baño.
[♪ Stephane Huguenin: "As the days go by"] -¿Tú crees que vas a encontrar a Alberto?
-No lo sé, pero tengo que intentarlo.
Si no, no viviré tranquilo.
¿Tienes frío?
-No.
Me da miedo cómo pueda reaccionar Ana cuando lo traigas contigo.
-No sé.
No sé.
Creo que deberíamos irnos ya.
-Sí.
-¿Quieres venir a casa esta noche?
-No.
Prefiero dormir en las Galerías.
-Está bien.
Vámonos.
[♪ Stephane Huguenin: "As the days go by"] -Te lo dije, primo.
-Pero ¿qué me dijiste?
Si lo último que me dijiste es que la Amaro era una diosa... -Eso fue culpa tuya, culpa tuya, ahora, cuando la señorita Otegui se entere de todo... -Que no se va a enterar, pero que los ricos, los ricos no tienen despertador, el único que puede estar aquí es don Emilio.
-Con cuidado.
[inaudible] No hay moros en la costa, vamos.
-Ya te dije que doña Cristina no estaba.
-Venga, va, rápido, antes de que llegue.
-¿Saben que hoy tenemos un acto muy importante?
-El señor Cafiero les dio instrucciones muy precisas al respecto.
Jonás, A usted se le encargó ayer que tuviera listos todos los modelos que habíamos elegido, ¿no es así?
-Sí.
-¿Se puede saber por qué siguen todos dentro de las cajas?
-Ah... ...explícaselo tú.
-Eh, el vino.
-¿Qué vino?
-No, no, que él vino a ayudarme a casa porque yo tengo dos pequeñitos, bueno, realmente tengo tres, uno que ya es muy grande, que está en Alemania, a lo que voy a estos dos es que son como termitas, entonces se empiezan a multiplicar, a multiplicar, Rita está en Italia, entonces yo no... -Bueno, ya está bien, no tengo ni tiempo ni humor para tantas tonterías.
Póngase a trabajar inmediatamente si no quiere terminar de patitas en la calle, tengo un desfile muy importante que celebrar y no pienso consentir que su irresponsabilidad lo sabotee.
-Sí, señora.
[inaudible] -¡Ah!
-Me cago en... Me cago en... Me la vuelves a liar, nunca más palabrita del Niño... -Vale, vale, ya está.
-Abre cajas allí, como un condenado.
-...a los probadores, y ten cuidado con la caja, por favor.
Jonás, ya sabes lo que tienes que hacer, ten cuidado con la ropa que tienes dentro, que no se doble, es que siempre la estás doblando al final la ropa.
-Hola.
-Sí.
-Estoy buscando a doña Patricia Márquez.
-Sí.
-Sí, ¿está preguntando por ropa masculina, joyas?
Yo soy el encargado, Pedro Infantes, jefe de planta.
-Camilo Valdés, abogado.
-Encantado.
La busco por un tema personal.
-Si quiere, yo... -Por favor, Jonás, estate a lo tuyo, siempre está.
Si me permite, me puede acompañar y le llevo a su despacho, discúlpenos, pero estamos con los preparativos del desfile de prêt-à-porter, siempre es un lío, es que no paramos, no paramos.
-La vida no se para para nadie.
-Por cierto, mi más sentido pésame.
-¿Por qué?
-Por la muerte de don Valentín Alcocer.
Imagino que en las Galerías estarán todos muy afectados.
-Sí, la verdad es que estábamos todos muy afectados, pero también le digo que el muerto al bollo y el vivo al hoyo, porque realmente, el señor Valentín pintaba aquí, pues, pues pinchaba menos que un alfiler, y la señora Patricia, si yo se lo digo, entre usted y yo, yo veo una viudedad como muy tranquila, alegre, feliz, pero bueno, no le afectará tanto.
Mire, por aquí.
-Tómate esto que te ayudará a relajarte.
-No necesito relajarme, lo que necesito es tener noticias pronto.
-Bueno, yo te puedo dar alguna.
-¿Ajá?
-Ajá.
-He introducido alguna novedad que te puede dejar boquiabierta.
[♪ música romántica] -Señora Patricia, tiene visi... -Don Camilo, no la esperaba, pase, por favor, ¿conoce a Enrique Otegui?
Es socio de las Galerías, gracias, Pedro.
-Encantado, don Enrique.
-Igualmente.
-Doña Carmen me ha hablado de usted.
Era amigo de su hijo.
-Lo era, sin duda.
-Por favor, siéntese, ¿le pongo una copa?
-No, gracias, me iré pronto.
-Siéntese, por favor.
-Pues yo me voy a poner otra.
Usted dirá.
-Verá, doña Carmen se ha quedado muy impresionada por la noticia del bebé, ignoraba que iba a ser abuela.
-Doña Carmen, que se cree que lo sabe todo.
-Y está claro que no.
-Entiendo que ha venido para decirme que seguimos con la lectura del testamento.
-Sí, pero antes debería hablar otra vez con ella, es mejor investigar todas sus sospechas.
-¿Investigar?
-No se preocupe, lo sabrá pronto.
-¿Y para esto ha venido?
-No se preocupe, la visita ha merecido la pena.
-Nos ha visto.
-¿Y qué?
Eres viuda, ¿de qué te va a acusar con su hijo muerto?
-Ya veremos.
-Menuda cara traes, primo.
-Fíjate, que a mí todo lo que me pasa me pasa por simple, te tengo que contar una cosa, jo, Dios mío, ¿esto se lo van a poner las mujeres de hoy en día?
-Sí, sí, se los van... -Esos vestidos van a abrir el desfile, no los toque.
-Disculpe, yo creo que es demasiado cambio para las clientas de siempre, ¿no?
-De eso se trata, Pedro, de eso se trata.
-Sí, sí, la verdad es que sí, sí, yo le estaba comentando a mi primo que a mí me encantan las mujeres, o sea, las mujeres hoy en... Vamos a empezar a trabajar, si es lo que tenemos que hacer.
-Primo, te tengo que contar algo.
-¿Qué?
-Tengo un plan.
-¿Qué plan?
-Que esta mierda no se va a quedar con el éxito de Ana, mira, ven, ven.
-Cristina, ¿cómo va todo?
-Viento en popa, tengo confirmada la asistencia de todas las segundas y terceras generaciones de las grandes familias de Madrid.
-No te olvides de la prensa.
-Les convoqué ayer, como comprenderás no se les puede avisar en el mismo día, Marco.
-Muy bien, Cristina, no sé por qué no te tuve en cuenta antes.
-Eso mismo pienso yo.
-Me gustaría reservar una zona especial para los Barroso.
-Por supuesto, ya estaba previsto.
-Perfecto.
-Antonio, ¿quién suele encargarse de elegir la...?
Déjalo, ya buscaré yo.
-Señores Infantes, aquí está la foto de, bueno, la diapositiva de Ana, por favor, asegúrense de que todo sale bien.
-Vale.
-Como algo nos falle, nos jugamos el pellejo por nada.
-Don Emilio, yo me encargo de todo, todo va a salir bien.
-Échele una mano, por favor, nos vemos luego.
-Encima de burro, apaleado.
-Aquí no solo mandas tú, amigo, en tu sitio, en tu sitio.
-¿Dónde estabas?
-Abajo, es que hoy he venido más tarde... -Necesito que te encargues de buscar música para el desfile.
-Sí, el señor Cafiero tiene en su despacho una colección bastante extensa de música clásica.
-Música clásica.
Por favor, estaba pensando en algo más actual, tipo lo que hacen estos cuatro chicos de Inglaterra, Los Beatles.
-Eh, sí, es que no sabía que le gustaban los Beatles, veré lo que puedo hacer.
-Usted no sabe nada de mí, Clara, y no verá lo que puede hacer, lo hará ahora mismo y lo hará bien.
-¿Ana sabe algo de todo esto?
-Limítese a hacer su trabajo.
-Será un placer tenerla aquí esta noche para saludarla.
[golpes en la puerta] Sí, muchas gracias, hasta luego.
-Ya está todo listo, Marco.
-Estupendo.
-Me voy a cambiar, quiero estar espectacular para recibir los aplausos del desfile.
-No soy el único amigo que Ana tiene en estas Galerías, ¿verdad?
-Nos vemos a las 19:00 abajo para recibir a los invitados.
-Estaré allí.
-Primo, ¿puedes parar tanto encender y apagar, encender y apagar?
-Hombre, tendré que comprobar si funciona o no.
-Sí, por tanto funciona, funciona, al final, no va a funcionar, -Allá vas, Jonás, déjame solo.
-Oye, mira qué bien.
Toma.
-Sí, claro, hombre, claro.
Por supuesto.
-¿Qué?
¿Funciona o no?
-Eh, sí, funciona, funciona.
-No, si encender, ya veo que enciende, pero digo que si metes la foto, ¿se ve?
-La foto.
-¿Qué foto?
-Te has olvidado de la foto, no, era cosa tuya, era cosa tuya, -¿Pero qué voy a hacer yo encima...?
-Chicos, venga a ver, vale, no vamos a discutir más, pero es que al final como esto no funcione se va a llevar todo el protagonismo del prêt-à-porter Marco, y no lo podemos consentir.
-Entonces, ¿qué hacemos?
-Probarlo, vamos a probarlo, quita.
-Pruébalo.
-A ver, vamos a ver.
-Ellos siempre van, ¿vas a ayudarla tú?
-No, yo no voy a ayudarla.
-Pues nada, pues yo tampoco.
-¿Las fotos, dónde están?
Chicos, ¿dónde están las fotos?
No, esto se supone... ...aquí.
[♪ Jay Glover: "Devil with heart"] -Que lo disfruten.
-No puede ser de otra manera, Marco.
-Podíais haber avisado de que abríamos las puertas, ni siquiera me ha dado tiempo a ponerme el smoking.
-Ya, ¿que tenía que ir a buscarte y traerte de la mano?
-Comportaos, por favor.
Ahí viene el señor Barroso.
-Señor Barroso.
-Cafiero.
-Por favor, permítame acompañarle a su asiento, le hemos reservado el mejor sitio para que no se pierdan detalle del desfile.
-Muy bien.
-Por favor.
-¿Cómo va?
-Todo listo.
-Yo creo que deberíamos ir yendo cada uno a nuestro sitio para que nadie sospeche.
-Tiene usted razón.
En el momento indicado.
-Sí.
-Vamos.
[♪ Jay Glover: "Devil with heart"] -Gracias.
-Señora Márquez.
-Márquez de Alcocer.
-Perdona, no esperábamos verla tras el reciente fallecimiento de su... -El desfile de esta noche está dedicado a la memoria de mi marido, la gran persona y excelente hombre de negocios que ha hecho mucho por estas Galerías, nada me hubiese gustado más que venir... Si me disculpan.
-Señores, por favor.
¿Cómo estás?
-Nerviosa, ¿cómo voy a estar?
-Bueno, pues intenta relajarte.
-Bien.
¿Qué le parece la decoración?
-Estupenda.
-Muy bien, vamos.
[aplausos] Señoras, caballeros, bienvenidos a las Galerías Velvet, una compañía que nuevamente demuestra ser referencia europea de la moda.
[aplausos] Es un honor para mí presentarles la primera línea española de prêt-à-porter, una colección en la que he querido implicarme muy personalmente para que sea un gran éxito en este país, por eso esta noche no estoy recogiendo un premio que recibimos en Italia, sino acompañándoles a ustedes en esta noche tan especial, porque para la dirección de esta empresa lo primero siempre serán nuestros clientes.
[aplausos] Espero que disfruten de la magnífica selección hecha por la brillante Cristina Otegui.
[aplausos] Que comience el desfile.
[♪ Frederic Vitani: "Hello sunchine"] -Deme la foto, haga el favor.
-Don Emilio, pero ¿usted que se cree que yo no soy capaz?
-Infantes, usted capaz de todo, ya lo sé, de todo.
-¿Eso es bueno o es malo?
-Quiero hacerlo yo solo, es un asunto personal con Cafiero, no quiero que ninguno de ustedes tenga que asumir esta responsabilidad.
-De ninguna manera, don Emilio, estamos todos en el mismo barco.
-Pedro, por favor, no haga que se lo tenga que ordenar.
-De acuerdo, pero pase lo que pase, ya sabe que yo estoy con usted.
-Váyase.
A punto de empezar.
[♪ Frederic Vitani: "Hello sunchine"] -Muy bien.
Qué éxito.
-Enhorabuena.
-Gracias.
[aplausos] -Tu hermana.
-Gracias.
Gracias por ese cariñoso aplauso para Ana Rivera, se lo merece.
Este es nuestro pequeño homenaje a nuestra gran colaboradora que hoy no ha podido estar aquí con ustedes, porque ella es una colaboradora más que, como todos y cada uno de los aquí presentes, dependientes, jefes de planta, costureras, se merecen una ovación por su entrega y fidelidad.
[aplausos] -Tengo que ir al aseo.
-Gracias, Ana, gracias, equipo de los talleres, gracias a todos los empleados y gracias, en especial, a mi padre, El gran magnate de la moda Enzo Cafiero, por apostar siempre a lo grande y ponerme aquí al frente de las Galerías, asumiendo esta gran responsabilidad, deseo que compartamos muchos más años de éxito, y gracias a ustedes por confiar en mí.
[aplausos] -Reconozco que la apuesta es espectacular, va a ser un éxito, otro más para el currículum de las Galerías Velvet.
-Muchas gracias, señor Barroso.
-Bueno, me temo que tenemos que irnos.
-¿Ya?
Pensé que podíamos tener unos minutos para charlar de algunos asuntos.
No se preocupe, Cafiero, le diré a mi secretaria que organice una reunión.
-Muy bien, hasta pronto.
-Un placer.
-Buenas noches.
-Encantada.
-Hasta luego.
-¿Cómo han podido hacer eso?
-Tranquila, no te preocupes, les echaré a todos a la calle en cuanto firmemos la venta de Velvet.
-Bueno, mañana será otro día, yo me voy a casa, Marco, buenas noches.
-Vamos.
[♪ música movida] -¿Me disculpáis un momento?
¿Necesitan ayuda?
-Buenas noches.
Inspector Sánchez, queremos hablar con doña Patricia Márquez.
-Patricia Márquez, ¿por qué?
-Es un asunto personal.
No podemos darle más detalles.
-Pues entonces esperen aquí un momento, por favor.
-¿*Todo bien?
-Sí, sí, con el embarazo, este vestido me iba a estallar.
[timbre de teléfono] -Sí.
¿Qué hay, Marco?
Sí, está aquí.
Muy bien, gracias.
-¿Qué?
-La policía está abajo, preguntan por ti.
-Sabemos que usted visitó el hospital la mañana que murió el señor Alcocer y que se marchó del hospital horas después de que las enfermeras encontraran al difunto.
-Me tienes harta, Marco, y he tomado una decisión, me voy de Velvet.
-No te atreverás.
-Necesito que me hagas un favor, localiza a Mateo, que le quiero ver cuanto antes.
-Es que no va a poder ir, me ha dado esto para ti.
-Quiero comprar tu parte.
-Yo nunca me desharía de mi parte.
-Creo que harías bien en vender antes de que alguien más, aparte de mí, sepa de tus problemas con la justicia.
-¿Cómo quieres que me tranquilice?
Que le hemos matado.
-¿Qué quieres, que se entere todo el mundo?
-No puedo más con esta presión.
-Clara.
Llama una ambulancia ahora mismo.
-Puede hablarme en español si lo prefiere.
-¿Habla español?
-El Señor me ha enseñado.
-Entonces es cierto, trabaja aquí.
-Que Alberto está vivo, por eso se ha ido Mateo a Nueva York, Para encontrar una respuesta.
-¡Shh!
¿Lo sabe Ana?
-No.
-Tenemos que decírselo.
-Rita, no.
-Chicas, ¿dónde están los zapatos?
-Yo voy a por ellos.
-Sí.
Y yo, que sabiendo cómo eres, te distraes con una mosca, y al final la novia no se casa.
-¿A estas qué las pasa?
-Llevan así todo el día.
-¡Clara!
¡Clara!
Clara, escúchame, -¿Qué?
-No lo he visto, no he estado con él, no hay novedades.
-Pero es que Ana se casa mañana.
-Estás bellísima.
-Gracias, tío.
-¿Nerviosa?
-Un poco.
-Hola.
¿Hay alguien?
¿Alberto?
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